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La Toscana es rica en monu mentos históricos. Mucha de las ciudades que coro nan las colinas tienen murallas etruscas y sus calles están lle nas de palacios medievales y renacentistas; sus ayuntamien tos son testimonio de los ideales de democracia y auto gobierno y las iglesias se levan tan sobre las ruinas de antiguos templos paganos. También el pai saje aparece salpicado de castillos y ciudades fortificadas, símbolo de la violencia y las luchas in testinas que durante largos años, en la época medieval, desgaja ron la región. Buena muestra de ello es la ciudad fortificada de San Gimignano .
Muchos castillos, como la Fortezza Medicea de Arezzo (verp. 194), llevan el nombre de la familia Medici. Su escudo de armas, que se encuentra por toda la Toscana, es buena muestra de su protagonismo en la historia de la región. Patrocinaron el nacimiento del humanismo y el Renacimiento y, después, cuando consiguieron el título de grandes duques de Tos-cana, protegieron a eminentes científicos e ingenieros, como Galileo. La región también ha jugado un papel activo en ámbi tos más amplios: Napoleón estu vo exiliado en la isla de Elba y fue, durante un breve periodo, capital de la nueva Italia unificada (1865-1871).
Los bombardeos de la II Guerra Mundial y las riadas de 1966 hicieron mucho daño a los monumentos y obras de arte. Sin embargo, los ambi ciosos proyectos de restauración reali zados han estimulado la investigación y la actualización de métodos científicos. De esta forma, el patrimonio artístico tos cano sigue siendo fuente de inspiración de los creadores actuales y objeto de admiración de innumerables visitantes
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